Cómo limpiar tus piezas de cobre

Seguro que alguna vez te has planteado comprar oro como inversión. Sin embargo, no puedes obviar que el cobre puede ser también una interesante alternativa a valorar. En este post vamos a ver cómo mantenerlo en buen estado, de qué modo limpiar las piezas de este material.

El cobre es un material presente en muchos elementos de nuestro entorno. La cuestión que nos ocupa en estas líneas es la de cómo limpiar cobre correctamente y dejarlo reluciente. Teniendo en cuenta el tipo de productos que hay que usar en cada caso y los procedimientos a seguir, existen algunas técnicas caseras, pero para las que a veces se requiere también la intervención de un profesional.

Sobre todo, porque el cobre es un tipo de material que acusa de forma aguda el paso del tiempo. En CIODE te recordamos que su brillo se va apagando al entrar el contacto con la humedad y el aire. Por eso hemos de saber utilizar elementos naturales que nos permitan eliminar la suciedad y ese aspecto de deterioro que sufre el cobre con el paso del tiempo.

Trucos sobre cómo limpiar el cobre

En una olla con agua, hay que disolver una cucharada de bicarbonato de sodio por cada litro. Es un elemento muy recurrente a la hora de limpiar diferentes elementos y materiales. Si el objeto de cobre es muy grande y quieres limpiarlo en su totalidad, tendrás que ir por secciones. Tras llevar el agua a ebullición, habrá que dejar el objeto dentro durante 30 minutos. Tras sacarlo, tocará limpiarlo con el lado áspero de una esponja. Nunca de lana de acero ya que podrías dañar el cobre dejando marcas y arañazos.  El último paso es el secado con una toalla lo más suave posible. Una vez que esté completamente seco, podemos usar un rollo de cocina absorbente para terminar de eliminar la humedad.

Otro procedimiento para limpiar el cobre es usar un líquido desinfectante especial para baños, especialmente concebido para retirar la cal. Lograremos un resultado excelente y volveremos a ver parte del brillo inicial de la pieza de cobre. Recuerda aclarar después la pieza con abundante agua.

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