Razones para invertir en oro físico frente a la inversión mediante ETFs

Cuando los mercados atraviesan tensiones como las que estamos viviendo actualmente debido a la crisis del coronavirus, el oro se convierte en un excelente activo refugio. De hecho, durante los últimos meses, pese a un bajón inicial en el precio del oro al inicio de la pandemia, el metal precioso no ha dejado de subir, llegando a alcanzar máximos históricos.

Existen diferentes formas de invertir en oro, a través de la compra de oro físico, o mediante ETFs. La principal diferencia entre ambas opciones radica en el factor propiedad. Al adquirir oro físico, compras un activo tangible del que eres el único propietario. Sin embargo, a través de la inversión en oro mediante ETFs, adquieres un derecho de opción, no de propiedad, algo similar a lo que sucede con las acciones, por ejemplo.

Comprar oro físico es más seguro, y actualmente existen varios modos de hacerlo, puesto que puedes adquirir lingotes de oro, monedas, o incluso comprar oro online. ¿Por qué es una mejor opción que los ETFs?

¿Qué es la inversión en ETFs?

La inversión en oro a través de ETFs es la más extendida en España. Se trata de una opción más económica, pero que puede salir muy cara. Cuando hablamos de este tipo de fondos cotizados, lo primero que hay que tener en cuenta es que su valor se asimila al de una acción, lo que significa que su precio depende de la ley de la oferta y la demanda, de las circunstancias concretas de cada momento.

En determinadas situaciones, sobre todo cuando se trata de una crisis, el precio de cotización puede no llegar a reflejar el valor real del fondo, y el inversor puede encontrarse con que no puede venderlo al precio que le corresponde, o incluso con que no puede venderlo en absoluto. Es habitual pensar que un evento de estas características no va a ocurrir, pero tenemos de ejemplo la crisis de 2008, en la que, por la quiebra de los fondos de un gran banco de inversión, otros fondos se vieron obligados a paralizar los reembolsos solicitados debido a una falta de liquidez.

Hay dos formas de invertir en ETFs. Por un lado, realizar una inversión directamente en el activo subyacente, que sería el oro en este caso. Por otro, hacerlo a través de instrumentos financieros a plazo, adquiridos a otra entidad, que imitan el comportamiento del metal. Los primeros se soportan mediante las reservas de oro que han adquirido, mientras que para los segundos, solamente está el derecho de adquirir el oro de otra entidad y a un plazo determinado, lo que implica más riesgos, puesto que la participación del inversor podría llegar a no valer nada en el peor de los casos.

¿Por qué invertir en oro físico?

Al comprar oro físico, ya sea en forma de lingotes o monedas, te conviertes en propietario y titular único del metal, sin asumir ningún riesgo de contrapartida. A largo plazo, el oro físico cuenta con la garantía de pago universal, algo que no está completamente garantizado en la inversión en oro por ETFs.

Además, el valor del oro físico es intrínseco y no puede suspender pagos. Los activos financieros sí pueden hacerlo. También hay que tener en cuenta, que el gasto en oro físico se realiza en su totalidad en el momento de su adquisición, mientras que los ETFs normalmente conllevan el pago de una comisión anual por la gestión.

Cada inversor deberá elegir la opción que mejor se adapte a sus necesidades a la hora de invertir en oro. El oro físico es quizás la mejor forma de hacerlo si lo que se busca es una inversión de depósito de valor a largo plazo. En caso de querer realizar una inversión especulativa a corto plazo, el ETF puede ser lo más adecuado. Entendemos así la inversión en oro físico como patrimonial, más que financera, perfecta si lo que necesitas es contar con una parte del patrimonio diversificado.

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